jueves, 25 de abril de 2013

El Obispo de Roma y la Palabra de Dios


He aquí algunas de las expresiones del obispo de Roma, el papa Francisco, dirigida a quienes en todo el mundo pretenden vivir la vida cristiana y llamarse cristianos:

“Es absurdo pretender vivir con Jesús, amar a Jesús y creer en Jesús, pero sin la Iglesia”,

”.“Encontrar a Jesús fuera de la Iglesia no es posible. El gran Pablo VI decía que es una dicotomía absurda querer vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin la Iglesia”

“llevando el nombre de Jesús en el seno de la Santa Madre Iglesia, jerárquica y católica, como decía san Ignacio de Loyola”.
 

 

Lo menos que podemos estar es  totalmente de acuerdo con lo expresado por el Obispo de Roma. El solo está expresando lo desarrollado por el obispo Agustín de Hipona en el siglo V. Pero lo que no tenemos claro, es a quien le dirige estas sabias palabras: a sus oyentes en el momento de pronunciarlas o a todo el orbe. Lo que sí podemos inferir, por lo dogmático de las mismas, que éstas tienen alcance universal, por lo cual podemos deducir, también están dirigidas a todo aquél que invoca el Nombre de Jesús como su Salvador.

 

Todo aquel que ha confesado que Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios, quien es igual a Dios y es Dios, vino en carne, nacido de la virgen María por el poder del Espíritu Santo, quien es Señor de todos y Salvador de los que lo  confiesan  con su boca como Señor,  creyendo en El y recibiendo el bautismo en agua, confesando nuestros pecados y arrepintiéndonos de ellos; somos  nacidos de nuevos y hechos participes en el Cuerpo de Cristo de la Vida Eterna.

 

Todos los que somos bautizados en su Nombre, estamos revestidos del Cuerpo de Cristo, somos el Cuerpo de Cristo, somos hechos miembros en particular de su Cuerpo, esto es la Iglesia..

 

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, esto lo sabemos todos los que somos enseñados en la Palabra de Dios. Esta verdad, es la Verdad del Evangelio. Somos el Cuerpo de Cristo, cuya cabeza está en los cielos, esto es Jesucristo el Señor.

 

Por ello podemos afirmar, como lo hace el obispo de Roma, que solo los que están en el Cuerpo de Cristo, esto es la iglesia, pueden amarlo, adorarlo, crecer en El y participar de su Vida.

 

La Iglesia es una sola: Santa, Católica y Apostólica, quien es también Madre de todos los creyentes, porque en ella nacemos para el Reino de Dios por la predicación del Evangelio de Salvación.

 

Esta Iglesia, Santa Madre Católica y Apostólica está fundamentada sobre la Roca Eterna que es Cristo Jesús el Hijo de Dios, a diferencia de la iglesia Católica Apostólica y Romana que está fundamentada sobre el apóstol Pedro.

 

La Santa Madre Iglesia Católica Apostólica, fundamentada sobre Cristo, la Roca Eterna, está construida con la Palabra de Dios anunciada por los Profetas, Apóstoles y el mismo Hijo de Dios; la iglesia católica apostólica Romana, está construida sobre la arena, en enseñanzas de hombres alejados de Cristo y de Dios, por lo cual su ruina será grande, por haber pervertido el Evangelio de Cristo, enseñando herejías, blasfemias y doctrinas de demonios.

 

Por lo cual. El obispo de Roma, cimentado sobre la Roca Eterna, debe conducir al rebaño católico apostólico Romano a Cristo, para que lo confiesen como Señor, nacer de nuevo y abandonar toda herejía y blasfemia que la iglesia de Roma ha enseñado, siguiendo un evangelio diferente al Evangelio Eterno predicado por los Apóstoles y apartándose de Dios.

 

Todos los que amamos a Cristo, siendo parte del Cuerpo de Cristo, esto es, de la Santa Madre Iglesia Católica y Apostólica, debemos orar por el obispo de Roma, para que conduzca de vuelta al rebaño de ovejas de Cristo, el rebaño que está bajo su cuidado. Solo el poder del Espíritu de Dios puede lograr esta magna y santa obra, por lo cual Francisco necesita de nuestras oraciones, porque tendrá grandes luchas contra las fuerzas de las tinieblas antes de alcanzar este objetivo.