domingo, 12 de mayo de 2013

¿QUIEN SANTIFICA, DIOS O EL PAPA FRANCISCO?


LOS SANTOS MARTIRES DE OTRANTO Y EL PAPA FRANCISCO

 Hoy en el Vaticano, el obispo de Roma elevó a los altares, canonizando como santos a 800 mártires cristianos, decapitados en el año 1480 a manos de los islamistas.

 

A la luz de las Escrituras, el obispo de Roma está atrasado y alejado de la Soberanía de Dios, porque estas personas, si creyeron en Cristo Jesús el Hijo de Dios, lo confesaron como Señor y Dios, fueron bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo; fueron declarados santos por Dios Padre en aquél preciso momento de su confesión, hace más de 553 años.

 

Jesús mismo nos enseñó que es el Padre Dios quien nos santifica por medio de El y de su Palabra: “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad”

 

El apóstol Pablo en Su carta es enviada a los santificados en Cristo Jesús  es claro al afirmar con su autoridad apostólica que todo aquel que invoca el Nombre de Jesucristo es santo: “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo”

 

En otra parte de las Escrituras leemos: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré.” Enseñándonos este pasaje que Uno es quien santifica, esto es Dios Padre, por medio de su Hijo Jesucristo; no por medio de un ritual humano como el llevado a cabo por el obispo de Roma.

 

También en otra parte, el mismo apóstol declara: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” ¿Cómo es posible que el obispo de Roma esté llevando un proceso de canonización de estos 800 cristianos que ya fueron santificados en el Nombre del Señor Jesús y por el Espíritu Santo? ¿Pretende el obispo de Roma que la santificación llevada a cabo por él, tiene mayor valor que la efectuada por el Dios Eterno?

 

A mi entender, estamos frente a una perniciosa herejía, que busca invalidar la Palabra de Dios, incluso lo determinado por el Altísimo. El obispo de Roma por seguir y cumplir una Tradición de la iglesia de Roma, ignora la Escritura y la Tradición Católica Apostólica de la Iglesia de Cristo.

 

Para si queda alguna duda acerca de que las Escrituras llama santos a todos los que invocan el Nombre del Señor Jesucristo, arrepintiéndose de sus pecados y siendo bautizados; he aquí más evidencias bíblicas y de la Tradición Católica Apostólica:

 

“Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.
Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.“ Note que el apóstol Pedro visitaba a los santos que habitaban en Lidia.

 

El apóstol Pablo manifiesta antes de ir a Jerusalem: “Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén” Sin lugar a dudas, el apóstol amado nos enseña que los santos son todos aquellos que invocan el Nombre de Cristo y son miembros del Cuerpo de Cristo, porque siendo Cristo Santo, todo su cuerpo tiene que ser santo; y, nosotros somos miembros del cuerpo de Cristo.

 

Pudiera abundar en citas de las Sagradas Escrituras pero considero suficiente las que he expuesto, para demostrar que el obispo de Roma perpetúa un error doctrinal al pretender canonizar para llamar santos a quienes ya Dios Padre ha santificado y murieron siendo santos por su fe en Cristo Jesús.

 

Esta noticia de la canonización de los mártires de Otranto, tiene también relevancia porque trae a la luz un hecho del pasado, que sin lugar a dudas retrata el móvil del islam radical, que en nuestros días está tomando vigencia imparable entre los países árabes.

 

En el Medio Oriente, en el Norte de Africa y en muchos países asiáticos, el islam radical toma cada vez más fuerza y beligerancia en los asuntos de Estado en sus países. En esta historia de los 800 mártires cristianos, recogemos el mensaje mudo de su testimonio: Todo aquél cristiano que rehúse apostatar de su fe, ante el avance irresistible del poder islámico, debe estar dispuesto a perder su cabeza por decapitación, atesorando más morir por su fe en Cristo el Hijo de Dios, que vivir sin El.

 

No abrigo ninguna duda, que el islam radical se apoderará de los países árabes y conformarán una Fuerza imperialista que se extenderá por todo el mundo, subyugando a las naciones y obligando a las gentes a abrazar el islam; quien no lo haga, será decapitado o sometido a atroces sufrimientos. Muchos cristianos apostatarán de su fe. Será el tiempo de la gran Apostasía.

En el diario digital, diariovasco.com podemos leer:

"¿Dónde encontraron la fuerza para permanecer fieles? Precisamente en la fe, que nos hace ver más allá de los límites de nuestra mirada humana. Queridos amigos, conservemos la fe que hemos recibido y que es nuestro verdadero tesoro, renovemos nuestra fidelidad al Señor, incluso en medio de los obstáculos y las incomprensiones", afirmó.

El Obispo de Roma aseguró que Dios no abandonará a los hombres y no dejará que les falten las fuerzas ni la serenidad.

"Mientras veneramos a los Mártires de Otranto, pidamos a Dios que sostenga a tantos cristianos que, precisamente en estos tiempos y en tantas partes del mundo, todavía sufren violencia, y les dé el valor para ser fieles y para responder al mal con el bien", agregó.

El pontífice manifestó que los nuevos santos son ejemplos luminosos, pero que también cuestionan la vida de los cristianos y hacen que se pregunten si son fieles al Señor y capaces de mostrar la fe "con respeto, pero también con valentía".

El martirio de los 800 mártires de Otranto, de los que sólo se facilita el nombre de uno, Antonio Primaldo, se encuadra en el contexto bélico entre cristianos y musulmanes que dominó durante mucho tiempo las relaciones entre Europa y el Imperio Otomano.

Tras la caída de Constantinopla, en 1453, el emperador Mohamed II, soberano del imperio otomano se dirigió hacia el sur de Italia, a la zona más cercana a las costas de Albania, ya bajo dominio de los turcos.
 

Era 1479. Los turcos se acercaron con un ejército de 150 naves y 15.000 soldados hacia Otranto, que tenía en ese momento 6.000 habitantes y había dejado de ser custodiada por los aragoneses, que se habían trasladado a la Toscana.

Nada más comenzar el asedio, se exigió a los italianos a renegar del catolicismo y abrazar el Islam. Al rechazarlo, bombardearon la ciudad, la saquearon y mataron al arzobispo Esteban Pendinelli, y a otros religiosos. Era el 12 de agosto.

Al día siguiente, el comandante Bajá Gedik Ahmed ordenó que llevaran a todos los hombres supervivientes mayores de 15 años al campamento turco. Eran 800.

Se les obligó apostatar, pero en nombre de todos, Antonio Primaldo, se negó y dijo, según la biografía facilitada por el Vaticano, que preferían "mil veces morir antes que renegar de Cristo y hacerse musulmanes".

Bajá Gedik Ahmed ordenó que les cortaran la cabeza o el cuerpo, lo que se cumplió. Sus cadáveres quedaron insepultos durante un año, hasta que la ciudad fue liberada en 1481.”

 

Ante el recuerdo de lo acontecido hace aproximadamente 1033 años no me queda más que elevar a nuestro Padre que está en los cielos, acciones de gracias por el testimonio firme de estos hermanos, que no apostataron de la preciosa fe en Cristo Jesús, sino que prefirieron el martirio, dando testimonio Jesucristo y de la Palabra de Dios con sus vidas.

 

Oro al Señor que llegado el momento, seamos hallados dignos de recibir de parte de Dios Padre la gracia necesaria para dar testimonio de Jesucristo ante situaciones semejantes, que han de ocurrir en el futuro cercano, al igual que ocurre hoy en muchos países musulmanes, donde los cristianos son martirizados como en el pasado.

Enlace a la historia e los mártires de Otranto: http://es.wikipedia.org/wiki/Otranto 

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